1.6.10

TU ROSTRO.


Tomé un trozo de tela
blanca, inmaculada.
De mi alma tomé pinceles finos,
tomé paleta y óleos y pinté un rostro.
Lo guardé, cubierto por un lienzo
en mi atelier secreto,
esperando un soplo misterioso
que anime ante mí
la visión inconfundible y cierta,
que mi obsesión plasmaba.
Síntesis virtual de lo perfecto.
Lo más deseado, que latía en mí
tras años de infecunda ausencia.
Parecía inexistente,
una ilusión... un desatino.

¡Pero llegaste tú!







**Karicias**

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