5.6.11


Pensaba acariciarme con la punta de los dedos dejando que las yemas se deslizaran por cada rincón de mi sexo. Pero hoy algo así no es suficiente.
Estirada en la cama he ido descartando opciones que me proporcionaran el placer que deseo. Casi al borde del desánimo mis ojos se posan sobre un marco de metal. Un escalofrío me recorre casi al mismo tiempo que en mi mente se dibuja exactamente lo que quiero.
Me levanto y camino hacia el armario en el que guardo mis objetos para el placer. No me hace falta buscar demasiado porque la cadena cuelga perfectamente en la parte superior. Paseo mis manos por ella y siento cómo el frío del metal atraviesa todo mi cuerpo. La piel y, sobre todo los pezones, reaccionan con intensidad.



..
Regreso a la cama y me tomo todo el tiempo del mundo para volverme a estirar. Sujeto la cadena solo por un extremo mientras que cierro los ojos. Sé que en cualquier momento entrará en contacto con mi piel. Sé que a partir de ese instante todo mi cuerpo empezará a hervir. Sé que me volveré loca cuando la humedad de mi sexo entre en contacto con la dureza del acero.
Deseo recorrerme entera. Quiero sentir el frío en cada parte de mi cuerpo mientras recuerdo los cientos de veces que este objeto me ha hecho prisionera. Sin embargo la cadena tiene vida propia y se ha ubicado entre los carnosos labios de mi sexo.
.
Quiero evitar el contacto con mi piel pero mis caderas se elevan sugiriendo justo lo contrario.

ღKaricias

No hay comentarios: