Déjame asomarme
al balcón
de tus ojos moros
y desde allí deslizarme
a tus verdes jardines
de esperanzas nuevas.
Déjame navegar
por el río
de tus lágrimas
que allí calmaré
tus oscuras simas
con los besos de
mis palabras.
Y déjame, al fin,
cantarte una nana
¡mi hombre enamorado!
que te duerma tranquilo
en la dulce cuna
de mis abrazos.
al balcón
de tus ojos moros
y desde allí deslizarme
a tus verdes jardines
de esperanzas nuevas.
Déjame navegar
por el río
de tus lágrimas
que allí calmaré
tus oscuras simas
con los besos de
mis palabras.
Y déjame, al fin,
cantarte una nana
¡mi hombre enamorado!
que te duerma tranquilo
en la dulce cuna
de mis abrazos.
2 comentarios:
un poema exquisito nos entregas..
muy bello
saludos fraternos con el cariño de siempre..
GRACIAS POR SEGUIR MI BLOG EL TUYO ESTA MUY HERMOSO Y TUS POESIAS BELLAS, QUE TENGAS UNA LINDA SEMANA SALUDOS
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